Pues bien, esto exactamente pasó en Texas: una mujer preocupada por su marido, le llevó a urgencias por su alta intoxicación etílica, lo que fue aproximadamente una tasa del 3'7 g/l (vamos, que ni se tenía en pie). Pero, ¿Qué pasó? Que el hombre negó que hubiese bebido (Sí claro, y toooodos nos lo creemos, ¡Borracho!), y ahí se quedó la cosa. Hasta que el caso llegó a oídos de la Doctora Barbara Cordell.
Cordell y los demás investigadores se preguntaron: "¿Y si el tipo dice la verdad?" (Muy buena gente tiene que ser para tragarse la excusa). Total, se les pasó por la cabeza la brillante idea de hacer un experimento: encerrarle durante 24 horas en una habitación del hospital, sometiéndose a controles de alcoholemia cada 2 horas.
¿Cuál fue su sorpresa? En ciertos momentos, la tasa llegaba a 1'2 g/l O.O (Oye, a ver si es que decía la verdad...)
Pero... ¿Y la explicación? Muy fácil, el tío, ¡Fermentaba cerveza en su propio estómago! (WTF?!?) Sí sí, tenía una infección de hongo en su estómago, concretamente, "Saccharomyces cerevisiae", el hongo que se encarga de hacer la cerveza convirtiendo el almidón de los cereales en alcohol.
Y si lo dudáis, están disponibles en Internet el estudio sobre El síndrome de auto-fermentación y el artículo de Barbara Cordell (ambos están en inglés, pero con el traductor de google más o menos se lee bien).
En definitiva, la borrachera le salió barata, pero eso de tener que explicar que te emborrachas por comer, por ejemplo, espaguetis, no tiene que ser muy fácil... jajajaj.
Pd. Espero que os haya gustado :)
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